EL VALLENATO

miércoles, 9 de noviembre de 2011

SEGUNDA OLA MIGRATORIA.


La segunda ola migratoria atrajo a los cosecheros del interior a las puertas mismas de Valledupar. Fue cuando decayó el banano y surgió el algodón como cultivo redentor. Quedaba de esta manera conectada con inmigrantes del interior del país una región que durante años permaneció prácticamente aislada. Los trabajadores que llegaban para las temporadas de recogida regresaban a sus comarcas natales, y llevaban consigo algunos ahorros y costumbres de la Provincia. Entre otras, por supuesto, su música.
Hubo un tercer movimiento migratorio, de índole elitista, reducido en sus proporciones pero importante en su influencia, que abrió las puertas de los altos salones de Bogotá a la música vallenata. Ocurrió durante los años 50, cuando un grupo de jóvenes vallenatos pertenecientes a familias ricas y rancias -Molina, Villazón, Castro, Murgas- viajó a realizar estudios universitarios en la capital. Allí conocieron a condiscípulos de la alta sociedad bogotana -Lozano, Herrera, Rivas, Santamaría- que se fascinaron con los cantos de su región que entonaban los vallenatos en las reuniones cachacas.

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